La Guerra como Plataforma
- Allan Murphy
- 31 jul
- 3 Min. de lectura

El Combate Remoto, Incentivos Digitales y la Carrera Cibernética
Los drones han dejado de ser apoyo táctico para convertirse en armas frontales. Pilotos desde búnkeres secretos o incluso edificios civiles dirigen vehículos aéreos no tripulados que ingresan al espacio enemigo, localizan objetivos y destruyen blindados, mientras acumulan puntos por cada baja confirmada. Estas misiones no son casos aislados, sino parte de una estructura mayor: la guerra como plataforma, donde la participación remota, los sistemas de recompensa y la ciberseguridad se integran en un solo ecosistema bélico.
Ucrania lo ha institucionalizado mediante el programa Ejército de Drones, que introduce una lógica gamificada al combate. Cada activo enemigo destruido—tanques, vehículos, centros de comunicación—se valida por video o datos de telemetría. Los operadores reciben “puntos de destrucción”, convertidos en tokens y canjeados por premios como equipamiento avanzado, visores nocturnos o drones de mayor capacidad. Según NV Ukraine, este sistema replica las economías de los videojuegos multijugador, motivando con mecánicas de recompensa más allá del deber patriótico.
El documental "Army of Drones" muestra una red descentralizada de pilotos, ingenieros y desarrolladores colaborando en tiempo real por canales cifrados. Muchos son voluntarios con poca formación táctica, pero amplia experiencia en robótica o simuladores. La guerra se convierte en un proceso distribuido: los objetivos se asignan, evalúan y ejecutan de forma remota, asistidos por IA y sistemas de geolocalización colectiva.
Nada de esto es viable sin infraestructura cibernética sólida y dinámica. Cada dron desplegado pertenece a una cadena digital que debe ser protegida. El software de control, las transmisiones de video, la navegación GPS y los algoritmos de ataque dependen de canales seguros. Las frecuencias se cambian cada pocas horas para evitar ser interceptadas. Las capas de cifrado se rotan en tiempo real y los protocolos se diseñan para evitar patrones identificables.
Los ataques cibernéticos son constantes. Hackeos, suplantación de GPS, inyecciones de malware en el firmware: todos representan riesgos críticos. Ucrania y Rusia interfieren mutuamente sus sistemas, lanzan ataques de denegación de servicio y estudian drones capturados para explotarlos. El éxito militar ya no depende solo del aire, sino también del dominio digital, donde controlar el código es tan vital como controlar el espacio físico.
La guerra con drones es una plataforma viva que se actualiza como una app. Los ciclos de retroalimentación entre el campo de batalla y la ingeniería son inmediatos. Nuevas funciones de reconocimiento por IA se prueban cada semana. Se están desarrollando drones autónomos con capacidad de ataque independiente. Gracias a su modularidad, piezas pueden imprimirse en 3D y desplegarse en días.
Este ritmo obliga a una ciberseguridad estricta. Cada nuevo dron, cada protocolo, cada actualización abre nuevas puertas. Proteger la plataforma es igual de importante que proteger el cielo. Los equipos de defensa cibernética operan en paralelo a los de ataque, rotando claves, anticipando vulnerabilidades y desarrollando bloqueos remotos.
Las guerras del futuro se programarán, automatizarán y descentralizarán. Iniciativas como la del Ejército de Drones son plantillas de la guerra venidera, donde economías digitales, reclutamiento global y ciberdefensa se fusionan en el centro del conflicto. Ganará no quien dispare más, sino quien cifre mejor, interrumpa antes y evolucione más rápido.
Frente a este escenario, en Pretorian creemos firmemente que la tecnología, la información y la inteligencia pueden ser utilizadas como fuerzas transformadoras para el bien común.
Así como la guerra ha evolucionado hacia plataformas distribuidas, modulares y ágiles, nosotros también creemos en un modelo de ciberseguridad vivo, iterativo y adaptativo, centrado en proteger y fortalecer los espacios digitales de forma ética y resiliente.
Con nuestra plataforma SAFE360 y nuestro enfoque en Cyber Security Mesh, Zero Trust y Ciberinteligencia, en Pretorian trabajamos día a día para anticiparnos a las amenazas y proteger no solo infraestructuras, sino también el futuro de las personas, organizaciones y sociedades que confían en nosotros.
Nos mueve el propósito de crear espacios digitales confiables, y estamos convencidos de que la verdadera innovación no es la que destruye más rápido, sino la que construye mejor.
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