Estar preparados o no estarlo es algo que no tiene que ver con la naturaleza en general y menos con la naturaleza humana. La civilización que hemos logrado en los últimos años con un mundo “relativamente estable” nos había hecho creer que vivíamos en un mundo más o menos predecible o que en cierta manera podíamos controlar. La llegada de la pandemia y todas sus consecuencias nos trajo a la realidad, y la realidad es que somos solo integrantes de un ecosistema que de alguna manera siempre busca la forma de regularse.
Hoy más que nunca al igual que el resto de la naturaleza, estamos tomando conciencia que habitamos un entorno Volátil, Incierto, Cambiante y Ambiguo. Y al igual que todos los demás habitantes de este planeta, somos seres vivos que deben aprender a liderar estos entornos cambiantes y poco predecibles para poder subsistir, mantenerse y evolucionar. En ese mismo sentido, en el de la evolución, así como hemos evolucionado la manera en que nos relacionamos, trabajamos y hacemos negocios. También sin lugar a duda evolucionaremos respecto de la manera en que intercambiamos valores para lograr mantener y mejorar nuestra existencia en un mundo cada vez más digitalizado. Así como las monedas en la antigüedad, evolucionaron al dinero en papel, a los cheques, las letras de cambio etc. Un mundo cada vez más globalizado y digitalizado requiere también de instrumentos financieros acordes a esa misma naturaleza digital.
En la coyuntura actual, quedó demostrado por ejemplo que lo presencial, en muchos casos, ya no es un requisito de un buen desempeño laboral, seguramente muy pronto nos estaremos enfrentando a la globalización laboral, en un escenario donde nada impedirá que alguien pueda extender la prestación de sus servicios profesionales a cualquier lugar del mundo, sin moverse de su ciudad de residencia. Retos como este y como los del comercio globalizado, están impulsando necesidades de moneda digital que faciliten el desarrollo de una economía que cada vez tiene menos fronteras.
Las leyes de Moore, Butter y Kryder nos indican que las capacidades de procesamiento de las plataformas tecnológicas crecen de manera exponencial, los impedimentos tecnológicos que ahora pudieran existir, en poco tiempo seguramente serán historia y si bien la seguridad, el cibercrímen, el crimen y sus derivados seguramente serán un problema en un entorno 100% digital, hoy en día también lo son en un entorno híbrido ya que siempre buscan la manera de usar las plataformas legales para camuflar negocios ilícitos.
Según la Encuesta Global de consumidores de Statista, muchos países de Latinoamérica y también de Europa han aumentado sustancialmente la propiedad y uso de criptomonedas, incluso de Bitcoin, el que, por ser el primero según Bloomberg, ha sido uno de los más adoptados en esta coyuntura.
Citando a Karen Wendt en su artículo La nueva visión del dinero “Vivimos en tiempos de cambio, los vientos de cambio claramente soplan. Y tenemos que decidir, ¿queremos construir muros o molinos de viento?”. Sin lugar a dudas vivimos momentos distintos y tenemos las herramientas para generar cambios que nos permitan evolucionar como especie hacia un mundo donde quizás ya no sea tan necesario el control y la regulación, porque básicamente la transformación digital de la sociedad, sin lugar a dudas dictará sus propias reglas. La clave quizás está en aprovechar los beneficios y al mismo tiempo liderar los riesgos.
Referencias:
Presente y futuro de las monedas digitales:
How Common is Crypto?
La inclusión financiera está aumentando, pero aún subsisten disparidades.
Vientos de cambio: Razones para una nueva moneda digital
The Bitcoin Disruption
A new vision of money?
Born from the financial crisis, Bitcoin maturation accelerating
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