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El "cómo hacer" estaba sobrevalorado: en la era de la IA, el “qué” es lo que marca la diferencia

  • Foto del escritor: Adrian Ponce
    Adrian Ponce
  • 18 sept
  • 3 Min. de lectura
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Vivimos un momento de transformación tecnológica acelerada. Los copilotos de inteligencia artificial están liberando a profesionales y organizaciones de la carga del cómo hacer: desde redactar un informe hasta programar una aplicación o diseñar una presentación. Muchas de las tareas que antes exigían tiempo, destreza y experiencia hoy se resuelven en segundos con el apoyo de estas herramientas.


Esto plantea un cambio de paradigma: si el cómo deja de ser un diferenciador, ¿dónde está el verdadero valor? La respuesta apunta hacia el qué: la capacidad de definir objetivos claros, visión estratégica y propósito.


El “cómo” como moneda de valor


Durante décadas, el prestigio de un profesional se midió en gran parte por su dominio del cómo.Cómo soldar un circuito con precisión.Cómo resolver una hoja de cálculo compleja.Cómo seguir al pie de la letra un procedimiento en una sala de operaciones o en un datacenter.


Ese cómo no era trivial: en un mundo altamente operativo y a cargo de humanos, saber ejecutar los pasos con maestría era un diferenciador. Aprenderlo requería años de práctica, y la cultura empresarial reforzaba esta lógica. Los manuales, certificaciones y jerarquías premiaban la excelencia operativa: la persona que sabía cómo se hacían las cosas era vista como insustituible.


Por qué ese paradigma está cambiando


La irrupción de la inteligencia artificial y la automatización cognitiva está erosionando este modelo.


  • Lo que antes era una ventaja por dominio técnico, ahora puede ser replicado en segundos por una IA que ya “sabe cómo”.

  • El aprendizaje costoso del paso a paso se diluye, porque un copiloto puede guiar o directamente ejecutar la tarea.

  • Lo que antes era una barrera de entrada se convierte en un commodity.


La investigación lo confirma: la automatización digital desplaza la demanda de tareas rutinarias y procesales, mientras que crece la necesidad de habilidades interpretativas y estratégicas. Incluso se advierte que la dependencia de la automatización degrada habilidades que antes se consideraban vitales.

En otras palabras: el cómo se sobrevaloró porque era escaso, pero ahora que ya no lo es, el verdadero valor se mueve hacia otro lugar.


El nuevo terreno de juego: el “qué”


Si el cómo, se automatiza, entonces ¿dónde está el nuevo valor?


En el qué.

Qué queremos lograr.

Qué problema merece nuestra atención.

Qué dirección estratégica dará sentido al esfuerzo humano y tecnológico.


Estudios recientes muestran que, en contextos creativos potenciados por IA, la especialización técnica pierde peso frente a la capacidad de generar, combinar y orientar ideas. McKinsey lo refuerza con un diagnóstico corporativo: las habilidades más valiosas hoy no son las operativas, sino las cognitivas y estratégicas, aquellas que permiten rediseñar procesos y guiar a las máquinas hacia un fin.


Las habilidades más valoradas en la era de la IA


Según análisis del World Economic Forum, Forbes y otras instituciones, estas son las competencias clave para destacar en la nueva era:


  • Pensamiento estratégico y visión holística: conectar piezas dispersas, anticipar impactos, alinear objetivos.

  • Pensamiento crítico: evaluar outputs de IA, detectar sesgos, validar información.

  • Creatividad e innovación: diseñar qué hacer novedosos, más allá de lo que los modelos sugieren.

  • Adaptabilidad y agilidad: navegar contextos en transformación constante.

  • Comunicación clara: traducir visiones estratégicas en mensajes que movilicen equipos.

  • Empatía y liderazgo humano: aportar lo que ninguna máquina puede replicar: confianza, propósito, ética.


Una invitación


El cambio puede incomodar: muchos crecimos en organizaciones que valoraban la eficiencia operativa como fin en sí mismo. Pero la historia se mueve en otra dirección. Si seguimos midiendo nuestro aporte por lo bien que sabemos ejecutar, corremos el riesgo de quedar atrapados en un terreno que pronto será ocupado por algoritmos.


La invitación es clara: movernos hacia el terreno del qué. Ahí reside la visión holística, la estrategia, la capacidad de dar sentido a lo automático. Ahí está la ventaja humana que la IA no reemplaza.


La pregunta que queda abierta es inevitable: ¿cuánto de tu tiempo profesional sigues dedicando al cómo, y cuánto estás invirtiendo en definir con claridad tu propio qué?


Referencias:

Meiling Huang, Ming Jin, Ning Li “Augmenting Minds or Automating Skills: The Differential Role of Human Capital in Generative AI’s Impact on Creative Tasks”

Policy Connect – Skills in the Age of AI (2025)https://www.policyconnect.org.uk/research/skills-age-ai

Eurasian Business Review (Springer) – Impact of robots and artificial intelligence on labor and skill demand: evidence from the UK (2025)https://link.springer.com/article/10.1007/s40821-025-00314-w

Brookings – Generative AI, the American worker, and the future of work (2024)https://www.brookings.edu/articles/generative-ai-the-american-worker-and-the-future-of-work

Harvard Business School – Why Soft Skills Still Matter in the Age of AI (2025)https://hbswk.hbs.edu/item/why-soft-skills-still-matter-in-the-age-of-ai


 
 
 

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